El siglo pasado heredó el concepto victoriano de que el vino estaba vedado para la mujer. Esta idea se generalizó, y por mucho tiempo a la mujer no le estaba permitido asomarse al mundo del vino, un mundo exclusivo del hombre.
Pero este veto a la mujer no siempre ha sido así. Ya desde el tiempo de los egipcios la mujer participaba con el hombre en todos los actos sociales y hay escritos en donde se menciona que las mujeres egipcias consumían una buena cantidad de vino. Entre los etruscos, primeros pobladores de la península itálica, se acostumbraban grandes festejos con libaciones de vino que disfrutaban por igual hombres y mujeres. Dionisos, el dios griego del vino que entre los romanos se llamó Baco, tuvo muchos seguidores que regaban con vino sus servicios religiosos. Los llamados “bacanales” fueron prohibidos por el estado en el año 196 a.C. por los desmanes que tenían lugar durante el culto, pero las mujeres no aceptaron la prohibición y continuaron organizando, en secreto, peregrinaciones a los lugares de culto a Baco en donde tenían todas las facilidades para beber vino.
En nuestros tiempos observamos entre el sexo femenino un nuevo brote de interés hacia todo lo relacionado con el vino: su elaboración, su comercialización, su análisis sensorial y su consumo. En todas estas áreas encontramos mujeres que han triunfado en su actividad. Zelma Long recuerda cuando era la única mujer en la Escuela de Enología de la Universidad de California en Davis. Durante un tiempo permaneció bajo la sombra tutelar de Robert Mondavi y posteriormente se cambió a la empresa Simi Winery, en donde fue la enóloga de la bodega.
Marimar Torres, hija del principal cosechero del Penedés y fundador del imperio vinícola que lleva su nombre, Miguel Torres, no quiso quedarse fuera del negocio familiar y logró que su padre la enviara a los Estados Unidos como representante de la firma y ha logrado producir sus propios vinos y aumentar las ventas de los vinos Torres a niveles no sospechados, además de ser la embajadora de la cocina española.
En cuanto al análisis sensorial, debemos referirnos a esa excelente catadora, Isabel Mijares, cuyo prestigio en España la hizo acreedora a la Secretaría de la Sociedad Internacional de Enólogos. Begoña Jovellar, licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad de Salamanca y en Enologia por la Universidad de Valladolid, es la enóloga de vega Sicilia y Oremus.
Hay otras damas, muy importantes, en el mundo del vino. Y no me refiero únicamente a la Viuda de Clicquot-Ponsardin que inició el comercio masivo del champagne. Actualmente tenemos figuras femeninas importantisimas en el vino, como es Corinne Mentzelopoulos, quien -a la muerte de su padre Andrés Mentzelopoulos- se ha encargado no sólo de conservar, sino de aumentar el prestigio del Château Margaux al contratar al gran Emile Peynaud como asesor de sus viñedos y de sus vinos.
El Barón Phillippe de Rothschild luchó durante toda su vida para que reconocieran su vino, el Château Mouton-Rothschild, como uno de los Primeros Crus del Medoc. Este vino había sido clasificado en 1855 como Segundo Cru y finalmente en 1973, por decreto del Gobierno Francés, fue promovido a Primer Cru, simplemente reconociendo lo que ya era conocido desde mucho tiempo atrás: uno de los mejores vinos de Burdeos y del mundo. A la muerte del Barón en 1988, su hija Phillippine de Rothschild ocupó el lugar de su padre hasta su muerte en 2014. Uno de sus vinos, el Opus One, se hace en California, en sociedad con Robert Mondavi, también fallecido recientemente.
En la Borgoña, madame Lalou Bize-Leroy, hasta algunos años, fue copropietaria de la sociedad Domaine de la Romanée-Conti, productora de los grandes vinos tintos Richbourg, Romanée-St.-Vivant, La Tache y Romanée-Conti (los vinos más caros del mundo), además de tener su propio negocio Maison Leroy, especializado en elaborar espléndidos y costosos vinos.
Otra mujer famosa por su propiedad vinícola es madame May-Éliane de Lencquesaing, dueña y gerente durante 30 años del Château Pichon-Longueville Comtesse de Lalande, prestigioso Segundo Cru de Pauillac.
En la literatura vinícola tenemos damas muy distinguidas como Serena Sutcliffe, poseedora de un Master off Wine, título que es muy difícil de obtener. Es la editora de uno de los mejores tratados que existen sobre el vino: “Wines of the World” de André Simón. Jancis Robinson es autora de varios libros sobre el vino, entre ellos “The Great Wine Book” y “Vines and Wines”, además de ser conocida articulista.
Zelma Long May-Éliane de Lencquesaing Isabel Mijares
Phillippine de Rothschild Laura Zapata
También en México estamos entrando en el siglo XXI con muchas mujeres interesadas en el vino. Una de ellas, Laura Zamora, es la enóloga de Bodegas de Santo Tomás, en Baja California. Estudió enología en Argentina y Estados Unidos.
Otra, la sommelier Carla Ruiz se ha dedicado a la enseñanza y promoción del vino y su labor ha trascendido entre los jóvenes universitarios.
Carla Ruiz
Algunos siguen pensando que las mujeres no tienen nada que hacer en el mundo del vino … y usted qué cree?