Antes de empezar vale la pena nombrar algunos de los más distinguidos vinos riojanos:
Artadi Grandes Añadas
Artadi Viña El Pisón
Aurus
Cirsión
Contador
Contino Viña del Olivo
Culmen
Dalmau
Amarén
Hiru 3 Racimos
Reserva 890 y Reserva 904
Castillo de Ygay
Macan
Torremuga
Su historia-
“El nombre de Rioja (Rioxa) apareció escrito por primera vez en 1092 y se refería únicamente a las tierras de la cuenca del río Oja…..”
Cualquier persona aficionada al vino sabe que la Rioja es la región de España de mayor fama, en donde se producen muy buenos vinos tintos. En nuestra ciudad (Puebla), que cuenta con una distinguida colonia española, los vinos que más se consumen, son los riojanos.
Pero la historia de la Rioja nos interesa no únicamente por la calidad de sus vinos, sino por algo aún más importante: por ser la cuna del idioma castellano. La historia de la Rioja es un fascinante tapiz donde se entretejen las más variadas influencias culturales. Las tribus prehistóricas, los Fenicios, Vascos, Celtas, Romanos, Visigodos, Moros, Navarros, Castellanos y Aragoneses, han enriquecido la cultura vinícola de esta región, en donde también existe una muy importante influencia francesa. Aunque los arqueólogos han descubierto dólmenes cerca de Laguardia, en la Rioja Alavesa, que prueban la existencia de tribus en la Edad de Bronce, al parecer los antiguos Vascos constituyen la primera fuerza étnica en la región. Los Fenicios construyeron un faro en el río en lo que ahora es la población de Alfaro. Una tribu céltica, los Berones, habitaron el área en el siglo IV a. C. y una parte importante de la región de la Rioja se conoció con el nombre de Beronia (ahora existen las bodegas Beronia S.A).
Los Romanos causaron un gran impacto en la región. No se sabe si ellos enseñaron el cultivo de la uva o si ya se hacia cuando ellos llegaron a la Península, lo cierto es que fueron grandes bebedores de vino y desarrollaron la vinicultura de la región. Quintiliano nació en Calahorra, en la Rioja Baja, el año 35 de nuestra era y este gran educador de su tiempo y el primer hombre en Europa que recibió sueldo del estado como profesor, en la actualidad es honrado en su ciudad natal, en donde su estatua adorna la plaza principal.
Los Moros ocuparon la zona por una corta temporada de alrededor de un siglo, y por ello su influencia en la región es mínima, excepto por algunos pueblos de la Rioja Baja; fueron rechazados del área por los guerreros cristianos involucrados en la reconquista. En el año 834 en la batalla de Clavijo (cerca de Logroño), Santiago apareció en un corcel blanco y cambió el curso de la batalla a favor de los cristianos; perecieron 70,000 moros cuya demanda de un tributo anual de cien mujeres vírgenes, había causado una rebelión entre los cristianos. Después de la batalla de Clavijo, el santo fue conocido en España como Santiago Matamoros y durante los siguientes 1000 años los religiosos de Santiago de Compostela, en Galicia, trataron de imponer un tributo de vino a los habitantes de Castilla como agradecimiento por la divina intervención del santo.
La popularidad de este suceso tuvo gran impacto en la Europa Medieval y una de las tres peregrinaciones de la edad media, junto con Roma y Jerusalén, fue el viaje de Paris a Compostela para visitar la tumba del santo y recibir sus bendiciones. Esta peregrinación fue concebida por los monjes de la poderosa Abadía de Cluny en la Borgoña, como una avanzada cristiana que tarde o temprano desalojaría a los moros de la península Ibérica y de la Europa Occidental. Los monjes cluniacenses llegaron a la Rioja y fundaron monasterios y hospicios para atender las necesidades espirituales y corporales de los peregrinos que transitaban a lo largo del “Camino francés”. Los famosos monasterios de Nájera y San Millán de la Cogolla se fundaron con este fin y para el siglo XII alrededor de medio millón de peregrinos, la mayoría franceses, hacían el recorrido anual a Compostela partiendo de Somport o de Roncesvalles.
La elaboración del vino esta íntimamente ligada con la Iglesia, puesto que los monjes de los monasterios eran los hombres que tenían los conocimientos necesarios para hacer vino. Uno de los santos mas reverenciados en la región es San Millán, que vivió en el siglo VI de nuestra era y se dice que duplicó el milagro de Cristo, en el sentido de que dio de beber a una multitud con solo una pequeña medida de vino.
Para ilustrar mejor a los peregrinos acerca de los puntos de interés y las facilidades que se podían encontrar a lo largo del camino, surgió la primera guía de viaje que produjo la Edad Media, escrita por un francés
-Aymeric Picaud- que informaba sobre los itinerarios, comidas, las buenas y malas aguas, las iglesias famosas, las costumbres de la gente…. terminando con una amplia descripción de Compostela y su famosa Basílica. La vía Jacobea quedo abierta a Europa como la mas precoz experiencia turística de los tiempos.
Se acepta que los primeros escritos en la lengua de Castilla tomaron forma en las colinas de la Rioja, en el monasterio románico de San Millán de la Cogolla, en donde a principios del siglo XI un monje llamado Gonzalo de Berceo decidió escribir sus poesías en el lenguaje vernáculo, porque no sabía latín. Decía que esperaba que sus poemas valieran al menos “un vaso de bon vino”, obviamente riojano.
El nombre de Rioja (Rioxa) apareció escrito por primera vez en 1092 y se refería únicamente a las tierras de la cuenca del río Oja; más tarde se aplicó a toda la región tal y como la conocemos hoy en día. Por cierto que en la región se elaboraba principalmente vino blanco. El tinto empezó a dominar hasta fines del siglo XVII. El vino riojano no fue conocido mas allá de la región sino hasta 1830 en que se construyeron nuevos caminos y se abrió la línea férrea Tudela-Bilbao que se pudo enviar el vino al país Vasco. La sola provincia de Viscaya utilizaba 113,550 hl. de vino al año y el reglamento hotelero de Bilbao señalaba que los huéspedes debían ser servidos en sus dos comidas principales con vinos de la Rioja.
Creo que hoy pocas personas recuerdan los orígenes de nuestro idioma, pero
muchas conocen y recuerdan los nombres de los grandes vinos de la Rioja, de las bodegas antiguas y modernas, que nos satisfacen con sus productos.