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vino en argentina

La producción y consumo de vinos de Argentina se remonta a más de cuatrocientos cincuenta años, cuando los primeros especímenes de “vitis vinifera” fueron traídos a América por los colonizadores españoles a comienzos del siglo XVI.

Cuando se fundan ciudades como Mendoza, en 1561, y San Juan, en 1562, estos lugares eran puntos estratégicos por donde ingresaron viñas desde Chile a la Región de Cuyo, para diseminarse luego por todo el territorio.

Alrededor de 1860 arribaron las primeras cepas de uva Malbec a Mendoza. Mendoza comenzó a destacarse como zona productora de vinos y esto se acentuó con la inauguración del ferrocarril en 1885. El deshielo de las grandes montañas andinas se aprovecha en una increíble red de tubería para riego por goteo. La altura, la cantidad de horas/sol y el sistema de irrigación, junto con la llegada de la tecnología más avanzada, hacen de Mendoza una de las regiones vinícolas de mayor importancia mundial.

Hasta entonces, el país consumía internamente el 90% de su producción; es decir, apenas exportaba. En 1970 se produjo un cambio en el modelo centrado en la producción de grandes volúmenes de vino de baja calidad, dirigida al mercado interno.

Entre fines de 1980 y principios de 1990 se inició una nueva etapa en la vitivinicultura argentina. Surgieron nuevos empresarios nacionales y extranjeros, que orientaron su industria a pequeñas producciones de altísima calidad, tanto para el consumo interno como para la exportación.

A pesar del aumento en la calidad del vino argentino, en ese país el consumo interno ha disminuido, principalmente porque se ha cambiado el gusto del vino por el de la cerveza.

Actualmente encontramos en el mercado vinos argentinos de excelente calidad. Los tintos habitualmente tienen mucho cuerpo y mucho alcohol. En Argentina los blancos y los rosados se consumen mucho menos que los tintos.

En la siguiente gráfica podemos ver la importancia de Argentina en la producción de vino:

Este fin de semana catamos muy buenos vinos argentinos:

Finca La Linda Torrontés 2012

Cafayate/Salta

La bodega no es tan conocida por su apellido como sucede en otros casos, pero, si decimos Luigi Bosca, reconocemos vinos de gran calidad.

Finca La Linda es la línea más accesible que producen, y este Torrontés 100% es uno de sus 14 integrantes de la bodega.

No se sabe bien de dónde viene la cepa Torrontés, ya que, si bien existe en España, la argentina no se parece mucho a la española. Este que hoy comentamos nace en un viñedo de Cafayate en Salta, de donde surgen los mejores y más aromáticos vinos, debido a la singularidad climática del norte argentino.

Y lo confirma con una fragancia del tipo floral y dulzona, que recuerda a la rosa o al geranio, con algo discreto de lavanda.

Alfa Crux 2003

Valle de Uco, Mendoza    

Alfa Crux es una mezcla de 60% Tempranillo, 35% Malbec y 5% Merlot.

Con el uso de la tecnología moderna y la experiencia local e internacional, la familia española Ortega Gil-Fournier tiene como objetivo producir vinos de la más alta calidad. Las uvas se plantan en suelo rocoso, arenoso, a una altitud de 1.200 metros.

El vino es de estilo moderno, pero no demasiado llamativo, con moca y notas especiadas que se funden rápidamente en el fruto de la mora y frambuesa. De largo y exuberante sabor, con toques de vainilla y notas de incienso.

Yacochuya 2006

Michel Rolland

Cafayate/Salta  

 

En 1988, Dany y Michel Rolland descubrieron Cafayate, paraíso de la viticultura en el noroeste de Argentina.

Estos expertos en vinos franceses estaban convencidos de que los vinos únicos y excepcionales podrían ser producidos en este contexto montañoso de la pre-cordillera.

Atraídos por el notable potencial de un viejo viñedo Malbec, Dany y Michel decidieron entonces, con sus amigos argentinos, desarrollar con toda su pasión y conocimiento el vino Yacochuya, 100% Malbec.

Color: granate, con una nota de color ámbar.

Nariz: aromas de higos secos, uva pasa y tabaco; todo muy complejo, con un toque de mineralidad.

Boca: equilibrado, con un marco suave y un material elegante; fruta negra confitada con regaliz, una frescura que perdura hasta el final. Un vino intenso y profundo.

Malamado

MALAMADO Malbec es el primer vino fortificado de Argentina. Es un vino dulce, de alto contenido alcohólico, ideal para acompañar chocolate puro, como también postres donde el chocolate es protagonista principal. También casa muy bien con postres con frutas secas, higos, membrillos y por supuesto con quesos azules.

Se trata de un vino dulce (120 gr de azúcar residual), a quien el artista Jorge Suschein bautizó atinadamente como Malamado, utilizando las letras de su descripción: “malbec a la manera de oporto”. Y de eso se trata, son uvas malbec cosechadas tardíamente, un mes más tarde que los destinados a vinos varietales, cuando adquieren un alto tenor de azúcar y que son vinificadas en forma similar a los prestigiosos oportos portugueses. Para ello se lo fortifica con alcohol de mostos hasta los 19 grados y luego se lo deja madurar pacientemente en viejas barricas de roble francés durante 24 meses.

Su color es de un rojo intenso, brillante, con algunos reflejos color teja en los bordes que indican su edad. Sus aromas, de gran complejidad e intensidad, nada tienen que envidiarle al oporto. Sobresalen las notas a ciruelas, cerezas, dulce de guindas y chocolate. En la boca, es delicioso. Su alcohol no agrede, contribuye a aumentar el volumen que llena toda la cavidad bucal amablemente. Aterciopelado y grato, es ideal para la sobremesa.

 

 

 

El Vino En Argentina

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